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PERDIDO EN HOLLYWOOD

Para entonces, Parker ya había programado una apretada agenda cinematográfica para Presley, centrada específicamente en comedias musicales de presupuesto modesto y, básicamente, estándares en cuanto a su trama y estructuras. Al principio, Presley insistió en aparecer en filmes serios, sin embargo una vez que dos de sus cintas dramáticas 

De las películas protagonizadas por el cantante en esta época, quince se hicieron acompañar de bandas sonoras mientras que cinco se comercializaron junto con sus respectivos soundtracks en formato EP. La rapidez entre las fechas de producción y de estreno de las películas —con frecuencia, actuaba en tres cintas al año— terminó por afectar su carrera musical. De acuerdo con Jerry Leiber, el concepto de las bandas sonoras ya era notorio desde antes de que Presley dejara el ejército: «tres baladas, un [número] medio tempo, un tempo ascendente y un hit de danza tipo blues».165 Conforme avanzó la década, la calidad de los temas incorporados en cada banda sonora fue «decreciendo progresivamente».166 Julie Parrish, quien apareció en Paradise, Hawaiian Style (1966), dijo que detestó varias de las canciones elegidas para sus películas.167 Gordon Stoker, de The Jordanaires, describe lo siguiente respecto a la idea de Presley de desechar este concepto: «El material era tan malo que él sentía como si no pudiese cantarlo».168 La mayoría de los álbumes de este tipo contenían una o dos canciones escritas por notables personajes tales como el dúo conformado por Doc Pomus y Mort Shuman. Pero en términos generales, de acuerdo con el biógrafo Jerry Hopkins, los números indicaban como si hubiesen sido «escritas por hombres que nunca comprendieron en verdad a Elvis o el rock and roll». A pesar de la calidad de las canciones, se comentó que Presley había interpretado bien las piezas, aunque con cierto compromiso.170 No obstante, para otros como el crítico Dave Marsh tampoco Presley salía bien librado al respecto. En su reseña, Marsh detalló: «Presley no lo está intentando, probablemente lo más sabio en el material como 'No Room to Rumba in a Sports Car' y 'Rock-a-Hula Baby'».
En la primera mitad de la década, tres de las bandas sonoras de Presley alcanzaron el primer puesto en las listas de popularidad, y unas cuantas de sus canciones más populares provinieron de sus películas, como por ejemplo «Can't Help Falling in Love» (1961) y «Return to Sender» (1962). («Viva Las Vegas», el tema para la película del mismo nombre de 1964 fue un éxito menor al lanzarse en el lado B, volviéndose realmente popular tiempo después). Sin embargo, como ocurriera con la calidad artística, el éxito comercial empezó a deteriorarse con el paso del tiempo. Durante un lapso de casi cinco años —que van de 1964 a 1968— Presley únicamente logró que uno de sus sencillos alcanzara el top ten de los listados: «Crying in the Chapel» (1965), un tema gospel grabado en 1960. En cuanto a material no relacionado con bandas sonoras, entre el lanzamiento de Pot Luck en junio de 1962 y el estreno de la banda sonora para el especial televisivo que marcó su regreso en noviembre de 1968, solamente un LP de material inédito se lanzó al mercado: el álbum gospel How Great Thou Art (1967). Este le dio al cantante su primer Grammy en la categoría de «Mejor interpretación sacra». Tal y como Marsh describió, Presley era «sin lugar a dudas el más grandioso intérprete blanco de música gospel de su época [y] realmente el último artista del rock & roll que convirtió al gospel en un componente vital de su personalidad musical y de sus canciones».
Poco antes de la temporada navideña de 1966, más de siete años desde su primer encuentro, Presley le propuso matrimonio a Priscilla Beaulieu. Ambos se casaron el 1 de mayo de 1967, en una breve ceremonia celebrada en su suite en el hotel Aladdin en Las Vegas.El flujo de películas estándares y las bandas sonoras producidas en un solo montaje continuó. No fue sino hasta octubre de 1967, cuando el LP para el filme Clambake registró un nuevo récord de ventas bajas para un material del artista, cuando los ejecutivos de RCA empezaron a preocuparse al respecto. «Ya para entonces, por supuesto, el daño estaba hecho», como señalaron luego los historiadores Connie Kirchberg y Marc Hendrickx. En su apunte, añadieron: «Elvis fue visto como una broma por los amantes serios de la música, y catalogado como un artista que ya no era exitoso por todos excepto por sus seguidores más leales».


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